Wednesday, September 21, 2016

Mi viaje a Colombia por Pietro Casati

Durante las vacaciones tuve el maravilloso placer de participar en una experiencia verdaderamente única: estudiar en Bogotá con cuatro estudiantes de Warwick durante dos semanas en la Universidad Pontificia Javeriana de forma completamente gratuita gracias a una beca.

Voy a ser sincero, al principio tenía bastante temor de vivir con un grupo de cuatro estudiantes de mi misma edad, ya que en mi escuela anterior tuve una experiencia muy desagradable en una de nuestras excursiones a Madrid, ya que me robaron mis objetos personales. Temía que la experiencia se repitiera en Bogotá con este nuevo grupo.

Aun así, mis ideales budistas me han ayudado a comprender que tengo que dejar de atormentarme por mi traumático pasado personal y vivir en el presente, lo cual ha sido demostrado por este agradable viaje que he compartido con amigos muy simpáticos de Warwick.

Por otra parte, la inevitable mala reputación de Colombia también era un aspecto que preocupaba a mi familia, especialmente a mi abuela. Yo normalmente nunca hago caso a los medios de comunicación entorno a la representación de un país extranjero porque la mayoría del tiempo son exageraciones motivadas por temas pragmáticos. Debido a esto, la mala reputación y los estereotipos de Colombia no me preocupaban mucho antes de mi viaje, no les prestaba la menor atención. Asumí que mientras no hiciera cosas estúpidas que pueden poner en riesgo a alguien en cualquier país, como mostrar tus objetos de valor y caminar tarde por la noche, nada grave me pasaría. 

Ojo, no estoy diciendo que Colombia sea un sitio idílico sin crimen y ciertamente hay que tener cuidado y tomar las precauciones necesarias. Por ejemplo, recomendaría más que nada a los estudiantes que están pensando en apuntarse al proyecto el año que viene, que se familiarizaran con las monedas colombianas, ya que son radicalmente distintas a la libra esterlina y es muy fácil que los locales se aprovechen de la inexperiencia de turistas con el dinero. En Colombia, uno de los lemas más sabios que todos los extranjeros deberían utilizar como filosofía mientras están en Bogotá es: “No dar papaya”; lo cual se refiere a no dar ninguna oportunidad a los ladrones de Bogotá tomando precauciones. Por ejemplo, nunca caminéis solos por la noche, permaneced siempre en grupo y nunca llaméis a un taxi por la calle.

La buena noticia es que durante mi viaje nunca me sentí en peligro en las calles de Bogotá, así que no os preocupéis demasiado. De hecho, a riesgo de sonar hipócrita, yo mismo pedí numerosos taxis por la calle, lo cual está considerado una de las actividades más peligrosas de Bogotá, y nunca me había pasado nada grave aparte de tener que escuchar algunas conversaciones pesadas y aburridas de los taxistas acerca de temas como el fútbol o la política. En el momento en que les mencionas que vives en Inglaterra, sus caras se iluminan y te empiezan a preguntar lo que piensas de la remontada del Leicester City en la Premier League o te dan consejos para ligar con las chicas colombianas, así que no os preocupéis.

Tampoco tenía muchas expectativas de mi viaje porque mi religión budista me enseña a abandonar todas las expectativas creadas por la mente, ya que se puede correr el riesgo de vivir demasiado en el futuro o crear imágenes y pensamientos irreales de Colombia. Lo más importante era pasármelo bien y vivir cada momento en el presente sin estar dominado por ninguna expectativa.


El primer día que llegué a Bogotá tuve el día completamente libre y uno de mis recuerdos más lúcidos de este viaje fue mi completo estado de  sorpresa la primera vez que caminé por las calles y plazas. He viajado bastante, pero nada me había preparado para esta experiencia, ya que Bogotá es muy diferente de todas las otras ciudades que he visitado. Nunca había visto tantos grafitis políticos, indigentes, mercados y animales salvajes caminando por las calles. No parecía una ciudad real, más bien parecía otra civilización.

Los bogotanos que he conocido son probablemente la gente más cálida y afectuosa que he visto en mi vida y ha sido verdaderamente una sorpresa para mí, ya que en Inglaterra la gente es mucho más cerrada y privada.

Acerca de mi experiencia en la Universidad: Las clases me han parecido muy interesantes y me ha gustado mucho el estilo de enseñanza. Probablemente, mi lección favorita fue la charla sobre el futuro de las humanidades en nuestro mundo capitalista. Me pareció una charla muy interesante de acuerdo con mi filosofía, que no se comenta muy a menudo en nuestra sociedad obsesionada con el éxito y el dinero. Me alegró mucho que hubiera gente en Bogotá que también tuviera similares opiniones a las mías entorno al capitalismo y su impacto negativo en la sociedad.

Todas las clases me parecieron muy interesantes y complejas, ya que he conseguido aprender una variedad de temas diferentes: desde temas más comunes como la gramática a temas más políticos y culturales relacionados con Colombia, como el proceso de paz y todas las diferentes regiones y tribus indígenas.
La Universidad es simplemente espectacular por su peculiar arquitectura, ya que está justo al lado de una montaña empinada llena de naturaleza. Es una universidad enorme ¡de hecho hay hasta un hospital! Pero no os voy a mentir: todos los estudiantes de español deberían tener en cuenta que en el curso de inmersión cultural se tiene que trabajar y estudiar mucho. Hay que levantarse temprano y a veces las clases duran hasta las cuatro o cinco de la tarde. Pero todo ese esfuerzo realmente vale la pena porque he mejorado mucho mi nivel de español y me ha dado una confianza gigantesca que me será útil para toda la vida, ya que durante este viaje he socializado con gente colombiana, como mi compañera virtual, solo en español.
Adicionalmente, también me ha preparado para mi viaje de segundo año de ERASMUS, ya que el año siguiente me voy a estudiar afuera de Inglaterra, y esta experiencia me ha preparado para mi siguiente paso académico. Finalmente me ha dado mucha información nueva de la cultura colombiana que jamás habría conocido en Inglaterra debido a los estereotipos expresados en los medios de comunicación occidentales.

Una de mis inquietudes más grandes de este viaje fue el proceso de hacer amigos nuevos, ya que me cuesta bastante hacer nuevos amigos, especialmente en la escuela porque soy bastante tímido. Por fortuna mi compañera virtual (Natalia) es una persona increíblemente agradable y generosa que ahora considero una amiga para toda la vida, ya que Natalia y su novio organizaron una variedad de actividades inolvidables para mejorar mi experiencia en Bogotá.

La primera experiencia fue invitarme a la fiesta de cumpleaños de su tía en su casa. Conocí a toda su familia, que venía de muchas partes de Suramérica, por ejemplo uno de sus tíos era de Panamá y me comentaba que “si los coches en Panamá hicieran las mismas maniobras que en las calles de Bogotá les partiría la cara”. Esa frase me impactó mucho, ya que uno de los aspectos que me sorprendió de Bogotá era el trafico caótico, jamás he visto nada similar, ni siquiera en India. Ir en taxi cada día hacia la universidad era un desafío y me sentía un poco como el explorador Indiana Jones, ya que los coches conducían como les daba la gana.
Natalia, su novio y su prima después de la fiesta de cumpleaños me invitaron a subirme en Transmilenio, el bus tradicional de Colombia, lo cual fue una experiencia muy divertida y chévere. Estaba muy apretado porque siempre está lleno de personas y toda la gente del alrededor nos miraba y no podían parar de reír porque les hacía mucha gracia como me sentía en el Transmilenio. Podían presenciar que era mi primera vez debido a mi rigidez inglesa.
También me llevaron a una discoteca para enseñarme a bailar, ya que soy un terrible bailarín ¡De hecho nunca bailo en la universidad en Warwick! Aun así me lo pasé genial y creo que fue una de mis experiencias favoritas en Colombia, ya que la explosión de música y baile se quedará en mi memoria para siempre. Nunca he bailado tanto en mi vida.

"Ningún banco es popular"
Con toda seriedad, se puede notar el tenso ambiente político y económico en las calles de Bogotá. Pequeños detalles, como los grafitis anarquistas llenos de críticas sociales y la cantidad de guardias militares vigilando corporaciones y bancos con sus armas me daban la impresión de que estaba presenciando la caída del capitalismo en directo. Este pensamiento se confirmó cuando me encontré con un grafiti al lado de un banco popular con el lema “Ningún banco es popular” que me asombró. Me quedé mirando ese grafiti más de dos minutos debido a mi fascinación. Una mujer que trabajaba al lado del banco vendiendo lotería notó mi fascinación por el grafiti y me señaló que viniese a hablar con ella.

Me dijo que muchos turistas se paraban a hacer fotos a ese grafiti, y que tiene un mensaje universal entorno a la corrupción y avaricia de los bancos.

Me preguntó de donde era, y cuando le dije que vivía en Inglaterra, bromeando, insinuó si podía venir a vivir conmigo: “¿Me puedes llevar contigo a Inglaterra?” pregunto ella inocentemente, aunque noté un cierto aire de melancolía y desesperación en su pregunta.

Si queréis realizar este viaje tendréis que escribir una carta personal explicando por qué merecéis ir. Mi recomendación sería que seáis sinceros con vosotros mismos y conectéis el viaje con vuestra vida personal en la universidad. No intentéis impresionar en vuestra carta contando todos los detalles que conocéis de Colombia. Intentad ser lo más honestos posibles y escribid todo lo que os asusta o emociona en esta vida ya que, al fin y al cabo, todos somos seres humanos con extraordinarias y únicas vidas que explicar. Por ejemplo, la cultura colombiana de por sí y la gente no me parecieron demasiado diferentes de otros países. Para mí, solo había gente normal intentando vivir su vida con los mismos deseos que el resto del mundo, como tener buena salud, familia y dinero. Esto es lo que se olvida tantas veces en las comunidades extranjeras: que todos tenemos las mismas vidas y estamos conectados, lo único diferente es que hemos nacido en diferentes lugares.

Para demostrar el carácter especial de los colombianos fui a comprar un trozo de pizza después de una clase en la universidad. Naturalmente, siendo italiano de sangre, no me gustó mucho la pizza y se la acabé dando a un mendigo que estaba delante de un supermercado pidiendo. Él me agradeció mucho este gesto y empezamos a hablar de Colombia, mi nacionalidad británica y mi intercambio en la Universidad Javeriana.

Antes de irme para coger un taxi me dijo estas palabras que recordaré para siempre: “Colombia es un paraíso, no te lo pierdas”.


Ha sido un verdadero honor conocer a fondo esta cultura tan variada. Me siento tan afortunado y agradecido porque todas las personas que he conocido han abierto sus corazones para poder enseñarme la verdadera Colombia. Natalia, su novio, los locales y sobretodo los profesores me han dado una perspectiva verdaderamente especial que guardaré en mi corazón para toda la vida y que me ha inspirado a viajar a más, ya que aún hay tanta belleza por descubrir...